Nos encontramos con Mónica Villada de 42 años. Ella es
madre de cuatro hijas y abuela de un hermoso niño. En esta entrevista nos
cuenta como se sintió cuando fue madre, recuerda a sus padres en su crianza y
aconseja a otras personas sobre la paternidad.
Mónica: Creo que después de los 25 es lo más conveniente,
pero no sé si creo que haya una edad “ideal”. Pienso en ese número porque, teóricamente,
es una edad en donde tenés mentalizado tu futuro, estás casada o con alguien estable
y tenés una base para el mañana. Creo que a esa edad estás lo suficientemente
preparado mental, económica y emocionalmente para lo que significa ser padre y
que otra persona dependa de vos.
Pienso que los jóvenes actualmente se toman la
paternidad como un juego más, como una aventura más de la vida y sin responsabilidad.
Hay muchos que no están listos para esa responsabilidad y les es demasiado. Y no
solo se perjudican a sí mismos, sino a esa personita que van a traer a vivir a
este mundo.
¿Cómo se sintió
al saber que tendría un hijo?
Mónica: La verdad mal. Era muy joven, no estaba en mis
planes ser madre y mucho menos casarme. Tenía 17 años y el padre de mis hijas,
en ese momento, no era lo que esperaba para mí y mi futuro. Además, tenía unos
padres muy estrictos, y me daba muchísimo miedo su reacción y lo que pensarían
de mí. Tampoco quería ir a la escuela por vergüenza, dado que iba a un colegio
privado en donde ser madre adolescente era mal visto, y como consecuencia me
aleje de todas mis amigas.
Creo que con el tiempo, después de que nació mi primer
hija, deje de pensar en lo que pensaba la gente cuando me miraba y pude
comenzar a disfrutar lo lindo de ser mamá.
¿Qué época fue la
que más disfrutó junto a su hijo?
Mónica: Ahora, que son todas adultas y que no tengo que
estar tan pendiente de lo que hacen, las
disfruto como amigas. Son mis compañeras de mate y de chismes. Me encanta que
no haya secretos entre nosotras y que ellas confíen en mí. Además de que no me
hacen renegar tanto jaja. Pero antes cuando eran pequeñas eran más mías, me
necesitaban de maneras en las que me hacían sentir bien, importante. Además de
que eran unas niñas muy buenas, no se portaban mal. Peleaban mucho entre ellas,
pero a los dos minutos las tenías jugando como si nada. Eso también me gusta de
ellas, que, tanto de niñas como de grandes, siempre fueron compañeras entre
ellas y conmigo. Pelean casi siempre, pero son sus amigas más fieles.
¿Qué cree que
copio de sus padres a la hora de criar a sus hijos?
Mónica: Creo que la disciplina en el estudio y su futuro
fue lo que tomé de mis padres a la hora de criar a mis hijas.
Mis papás siempre procuraban que me vaya bien en la
escuela y en las actividades que hiciera, y si no lo hacia me castigaban. Yo
hice lo mismo con mis hijas. Si alguna se hacia la tonta con la tarea la
castigaba sin salir hasta que la hiciera. Igual pasaba con la limpieza y las
malas acciones.
¿Cambiaría su método
de crianza?
Mónica: No, o si, pero casi nada. Creo que el cómo crie a mis
hijas las transformó de lo que son hoy, y me siento muy orgullosa de adonde han
llegado y a donde sé que van a llegar. Hay algunas cosas que me gustaría haber
hecho diferente, pero creo que lo hice dentro de todo bien.
¿Qué pensó cuando
se enteró que su hijo se estaba por convertir en padre?
Mónica: Me sentí muy mal. Como dije antes mi hija era chica en
mi perspectiva, recién había cumplido sus 21. Me hizo sentir insegura, me dio
mucho miedo. Ella estaba en un buen momento, trabajaba y estaba ahorrando. Y el
embarazo nos llegó por sorpresa a todos. Admito que estuve mucho tiempo sin
hablarle, y sé que estuvo mal. Pero me sentía traicionada y herida. Después,
cuando su embarazo fue avanzando, la acompañé y comencé a emocionarme por ese
nuevo ser que llegaba.
Cuando nos enteramos que iba a ser un varón en casa fue
toda una fiesta. Mi esposo y yo habíamos intentado muchas veces tener un varón,
pero nunca tuvimos la oportunidad. También mis hijas siempre habían querido un
hermanito. Asique, cuando supimos que Aarón, mi nieto, iba a ser un nene nos
llenó de felicidad.
¿Cómo se sintió
al conocer a su nieto?
Mónica: Me explotó el corazón. Sentí un amor que no había
sentido. Ese niño es la luz de mis ojos. Voy a confesar que hace conmigo y mi
marido lo que quiere. Y a nosotros nos encanta. Después de tener cuatro hijas,
la llegada de un varón fue lo mejor. Y también lo mejor es qué no tenemos la
responsabilidad de cuidarlo, si no que tenemos el privilegio de mimarlo.
¿Qué consejos le
daría a alguien que decide ser padre?
Mónica: Le diría que este seguro de su decisión porque, aunque es hermoso, es mucha responsabilidad. Le aconsejaría que disfrute la paternidad; que no lo tome como una carga; que lo haga feliz. Le diría que juegue con su hijo todo lo que deba jugar.
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