miércoles, 4 de noviembre de 2020

Educación virtual: los padres y los niños.

 A raíz de la pandemia por covid-19, los padres se han convertido en pilares de la educación. ¿Qué implicaciones tiene este hecho? 


Las familias han reorganizado sus horarios desde que comenzó la cuarentena. No es novedad el malestar que se ha generado en los hogares, estudios señalan que la falta de interacción de los niños con sus pares puede ocasionar depresión y aumentar el riesgo de sufrir trastornos psicológicos. 

López-Calvo, director regional del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo de América Latina y el Caribe, observa las desigualdades que existen entre los niños cuando la educación depende de su padres y del acceso a las tecnologías. 

"Estudiantes similares, cuyos padres tienen niveles educativos diferentes, tendrán probablemente resultados diferentes" explicó en una entrevista de BBC Mundo. Sin embargo, el trabajo de los padres no es dar contenidos sino ser un apoyo para el niño, motivarlo y acompañarlo. 

El especialista agrega que, al terminar la cuarentena, las escuelas deberán enfocarse en brindar una educación de alta calidad y homogénea. Sólo así podrán subsanarse estas diferencias. 

En nuestro país, los padres reconocen sentir frustración, ansiedad y preocupación ante la dificultad que presentan sus hijos al momento de realizar las tareas escolares. Los expertos recomiendan no sobreexigirse uno mismo ni a los demás, ejercer presión produce muchos efectos nocivos que se suman a las emociones negativas preexistentes. 

Es fundamental crear un clima de bienestar familiar, buscar maneras pacíficas de resolver los conflictos, realizar actividades recreativas que no involucren pantallas digitales y escuchar a nuestros seres queridos. Fortalecer el diálogo es la clave para una buena convivencia. 


Fuentes: 

https://www.infobae.com/tendencias/2020/10/05/cuarentena-en-familia-el-30-de-los-argentinos-asegura-que-la-dinamica-de-las-relaciones-empeoro/?outputType=amp-type

https://www.bbc.com/mundo/noticias-52636384

Un borrador más

Un trabajo que escribir, una hoja que llenar y mis palabras que no se pueden unir ni complementar. Así de simple y a su vez así de difícil es tratar de terminar un borrador más.

Escribir, borrar, escribir de nuevo y volver a borrar. Tal vez sea la acción de la que más harta debo estar y sin embargo no debo saber la cantidad de veces que lo habré hecho sin pensar.

Las horas pasan y los ojos se me secan al frente de una pantalla con una hoja en blanco que muestra muchas palabras que también son pocas. La mirada sobre mi hombro de mi mamá que no entiende porque me cuesta tanto escribir me hace titubear. Su mirada hace que dentro de mi surja la gran necesidad de pedir disculpas al no poder ayudar en algo más ¿La razón? La hoja del borrador que trato de escribir sigue sin terminar.

El tiempo se me acaba al igual que mis ideas. La presión no es un elemento que necesite a la hora de pensar y sin embargo tal vez sea el compañero que jamás me va a faltar.

Cuando ya no se como continuar, tal vez un respiro me necesito tomar. Cuando de la pantalla me alejo, descubro que mi mamá, que me hizo sentir nerviosa al comenzar sigue ahí, pero la mirada que me da es justo la que necesito. Una sonrisa cómplice que compartimos al nuestros ojos conectar me la idea para un cierre, pues ella me sigue esperando  en silencio al ver como mi mayor esfuerzo estoy dando al finalizar.

Planteo una pregunta para terminar y así decido evitar el final. Las opciones que esto me puede generar son tan infinitas que no te las puedo contar. Al menos de que nos veamos en un borrador más.


Entrevista a una madre real

 

Nos encontramos con Mónica Villada de 42 años. Ella es madre de cuatro hijas y abuela de un hermoso niño. En esta entrevista nos cuenta como se sintió cuando fue madre, recuerda a sus padres en su crianza y aconseja a otras personas sobre la paternidad.

 ¿Cuál considera que es la mejor edad para tener un hijo?

Mónica: Creo que después de los 25 es lo más conveniente, pero no sé si creo que haya una edad “ideal”. Pienso en ese número porque, teóricamente, es una edad en donde tenés mentalizado tu futuro, estás casada o con alguien estable y tenés una base para el mañana. Creo que a esa edad estás lo suficientemente preparado mental, económica y emocionalmente para lo que significa ser padre y que otra persona dependa de vos.

Pienso que los jóvenes actualmente se toman la paternidad como un juego más, como una aventura más de la vida y sin responsabilidad. Hay muchos que no están listos para esa responsabilidad y les es demasiado. Y no solo se perjudican a sí mismos, sino a esa personita que van a traer a vivir a este mundo.

¿Cómo se sintió al saber que tendría un hijo?

Mónica: La verdad mal. Era muy joven, no estaba en mis planes ser madre y mucho menos casarme. Tenía 17 años y el padre de mis hijas, en ese momento, no era lo que esperaba para mí y mi futuro. Además, tenía unos padres muy estrictos, y me daba muchísimo miedo su reacción y lo que pensarían de mí. Tampoco quería ir a la escuela por vergüenza, dado que iba a un colegio privado en donde ser madre adolescente era mal visto, y como consecuencia me aleje de todas mis amigas.

Creo que con el tiempo, después de que nació mi primer hija, deje de pensar en lo que pensaba la gente cuando me miraba y pude comenzar a disfrutar lo lindo de ser mamá.

¿Qué época fue la que más disfrutó junto a su hijo?

Mónica: Ahora, que son todas adultas y que no tengo que estar tan pendiente de lo que hacen,  las disfruto como amigas. Son mis compañeras de mate y de chismes. Me encanta que no haya secretos entre nosotras y que ellas confíen en mí. Además de que no me hacen renegar tanto jaja. Pero antes cuando eran pequeñas eran más mías, me necesitaban de maneras en las que me hacían sentir bien, importante. Además de que eran unas niñas muy buenas, no se portaban mal. Peleaban mucho entre ellas, pero a los dos minutos las tenías jugando como si nada. Eso también me gusta de ellas, que, tanto de niñas como de grandes, siempre fueron compañeras entre ellas y conmigo. Pelean casi siempre, pero son sus amigas más fieles.

¿Qué cree que copio de sus padres a la hora de criar a sus hijos?

Mónica: Creo que la disciplina en el estudio y su futuro fue lo que tomé de mis padres a la hora de criar a mis hijas.

Mis papás siempre procuraban que me vaya bien en la escuela y en las actividades que hiciera, y si no lo hacia me castigaban. Yo hice lo mismo con mis hijas. Si alguna se hacia la tonta con la tarea la castigaba sin salir hasta que la hiciera. Igual pasaba con la limpieza y las malas acciones.

¿Cambiaría su método de crianza?

Mónica: No, o si, pero casi nada. Creo que el cómo crie a mis hijas las transformó de lo que son hoy, y me siento muy orgullosa de adonde han llegado y a donde sé que van a llegar. Hay algunas cosas que me gustaría haber hecho diferente, pero creo que lo hice dentro de todo bien.

¿Qué pensó cuando se enteró que su hijo se estaba por convertir en padre?

Mónica: Me sentí muy mal. Como dije antes mi hija era chica en mi perspectiva, recién había cumplido sus 21. Me hizo sentir insegura, me dio mucho miedo. Ella estaba en un buen momento, trabajaba y estaba ahorrando. Y el embarazo nos llegó por sorpresa a todos. Admito que estuve mucho tiempo sin hablarle, y sé que estuvo mal. Pero me sentía traicionada y herida. Después, cuando su embarazo fue avanzando, la acompañé y comencé a emocionarme por ese nuevo ser que llegaba.

Cuando nos enteramos que iba a ser un varón en casa fue toda una fiesta. Mi esposo y yo habíamos intentado muchas veces tener un varón, pero nunca tuvimos la oportunidad. También mis hijas siempre habían querido un hermanito. Asique, cuando supimos que Aarón, mi nieto, iba a ser un nene nos llenó de felicidad.

¿Cómo se sintió al conocer a su nieto?

Mónica: Me explotó el corazón. Sentí un amor que no había sentido. Ese niño es la luz de mis ojos. Voy a confesar que hace conmigo y mi marido lo que quiere. Y a nosotros nos encanta. Después de tener cuatro hijas, la llegada de un varón fue lo mejor. Y también lo mejor es qué no tenemos la responsabilidad de cuidarlo, si no que tenemos el privilegio de mimarlo.

¿Qué consejos le daría a alguien que decide ser padre?

Mónica: Le diría que este seguro de su decisión porque, aunque es hermoso, es mucha responsabilidad. Le aconsejaría que disfrute la paternidad; que no lo tome como una carga; que lo haga feliz. Le diría que juegue con su hijo todo lo que deba jugar.

Una y unas tantas.

 Una actividad para realizar.

Una hoja llena de tachones.

Un lápiz golpeando la mesa.

Una mente en blanco.

Una idea viene y luego se va.

Un mate apareciendo en las manos de una mujer apoyándome.

Unos ojos llenos de orgullo por el esfuerzo y la dedicación.

Unas palabras de ánimo aunque no pueda ayudarme.

Un esfuerzo por esa mujer que no entiendo lo que hago pero trata de ayudarme igual.

Una charla con mates para despejar la mente.

Una idea que llega y se instala. Y el lápiz que ahora se mueve sobre la hoja escribiendo.

Una mirada de alegría mezclada con orgullo de esa mujer por haber contribuido a traer la inspiración.

Un agradecimiento de mi parte a mi madre por el apoyo y el soporte de siempre. 

 

 

 

Matrimonio viaja a Misiones para formar una gran familia.

La pareja viajó a Misiones con el propósito de adoptar un niño de 12 años, pero en el proceso terminaron formando una familia más grande de lo planeado.


Este hecho tuvo lugar en Misiones, cuando el matrimonio Boccalon viajó a la provincia con la intención de adoptar a niño de 12 años, pero no todo salió de acuerdo a lo planeado.

Y es que, embarcados en la búsqueda de un hijo, la pareja conoció a cinco niños que con su triste historia conmovieron  a los futuros padres y en el proceso de adopción del mayor de ellos decidieron incluir a los cinco niños a la familia.

Hoy, forman una gran y linda familia gracias al primer viaje del matrimonio a Misiones, se llevaron el mejor regalo que la vida les pudo haber dado y lo disfrutan con alegría.

 "Al más grande no lo quería ninguna familia", recordó su abuelo, y explicó el largo procedimiento de la adopción.

"Cuando ví a Julio por primera vez, nos enamoramos", recordó su mamá y aseguró: "Esa noche por primera vez me sentí mamá, nos conquistó el amor por sus hermanos; él fue la puerta para sus hermanos"
Gracias a Julio y sus cuatro hermanos, el deseo de ser padres se hizo realidad.


Historia completa de la familia Boccalon:




Los Riganti y su travesía familiar

Crónica

En 1991 se estaba haciendo popular la fertilización asistida, por lo que una pareja, Rocío André y Claudio Riganti, optó por este recurso en una institución de medicina reproductiva en la cuidad de  Buenos Aires. Lo intentaron dos veces, la primera vez le trasfirieron tres embriones, no funcionó. Lo intentaron de nuevo, pero en esta segunda oportunidad utilizaron cinco embriones.

Una semana después de haber realizado la trasferencia, Rocío fue a ver si había funcionado. Tanto ella como el doctor se llevaron la sorpresa de que tres habían "prendido". Rocío estaba súper emocionada pero el doctor le dijo que esperara, puesto que en una semana podría ser que quedara uno o tal vez ninguno. Volvió a la semana y el doctor comenzó a preocuparse, puesto que no sólo seguían estando los tres sino que ahora había un cuarto bebé. Ante tan riesgoso embarazo, el doctor sugirió una cirugía para impedir que se formara otro embrión, por lo que estaban haciendo estudios pre quirúrgicos cuando descubrieron que el quinto y último embrión ya estaba ahí. Tendrían cinco bebés, Rocío estaba embarazada de QUNTILLIZOS.

Toda la familia estaba en  shock puesto que jamás había esperado que el embarazo fuera de tal magnitud. Rocío en una entrevista a la que fue invitada dijo mientras se reía "Yo quería tener muchos hijos, pero de a uno por vez".

Los siguientes meses transcurrieron con normalidad, Rocío estuvo prácticamente en cama desde el cuarto mes de embarazo.

Cuando el día del nacimiento llegó, asistieron 14 profesionales a la primera cesaría de quintillizos por fertilización asistida. Nació un varón, Franco; y cuatro nenas, Sofía, Camila, Martina y Catalina.

La familia después de un mes de felicidad fue dada de alta del hospital y llegaron a casa, ahí llegó la noche del infierno. Porque lo que habían escuchados de otros padres de mellizos o trillizos era cierto. Cuando uno comenzaba a llorar, los otros también lo harían.

Al principio pensaban que era porque les habían apagado la luz puesto que cuando estaba encendida no lloraban, las encendieron de nuevo, no funcionó. Como último recurso decidieron acostar a los cinco en una misma cuna y como si fuera por arte de magia, dejaron de llorar, éste suceso ocurrió más de una vez. Cuando crecieron, solían acostarse en camas separadas, pero cuando iban a verlos durante la noche, se llevaban la grata sorpresa de que estaban durmiendo juntos.

Han pasado 28 años de este bello suceso, ahora podemos tener una conversación con estos inseparables hermanos.

Los cinco han sido invitados a varias entrevistas, donde siempre remarcan varias cosas, como: 

"Haber nacido en grupo me hace registrar que siempre tengo alguien al lado. No me considero un ser individual" (Martina Riganti)

"No concebimos la idea de no consultar con los demás. Hacíamos todo juntos. O a veces no, pero si vos querías algo era muy probable que alguien más lo quisiera y eso lo considerabas siempre" (Franco Riganti)

"Cuando éramos chiquitos nos reglaban juegos de mesa para jugar juntos. Ya desde ese punto compartís todo" (Catalina Riganti)

"No podría ser hija única" (Sofía Riganti)

Todos remarcan que siempre tuvieron el desafío de encontrar la individualidad dentro del colectivo. Nunca existió la sombra de un hermano mayor.


Tener el privilegio de tener un hermano es simplemente hermoso, creo que los hermanos Riganti son una muestra de eso. Asique si estas leyendo, no te olvides de que la próxima vez que veas a tu hermano o hermana debes darle un abrazo y decirle lo mucho que lo/a quieres.

FUENTES:
https://www.infobae.com/sociedad/2017/09/24/los-quintillizos-ruffini-cumplen-25-anos-en-cada-ecografia-aparecia-un-bebe-mas/

https://www.clarin.com/sociedad/quintillizos-parecen_0_-Fomm4o4P.html


martes, 3 de noviembre de 2020

Sacate los zapatos

 Tengo la cabeza saturada de conocimientos de diferentes asignaturas. Hay un calendario con cruces que tachan los días que pasan y círculos que me señalan los plazos finales de las tareas. Hace más de seis meses que no se me cae una idea para escribir algo ni para finalizar mis queridos proyectos abandonados. 

Escritura, como una diosa, como un don y también como algo que debe hacerse y cuesta, porque no es lo mismo que "Lectura". 

Escribir se siente como quitarse un par de zapatos ajustados después de una larga jornada. No escribir es dormir con esos zapatos puestos. 

Escribir invoca al extraño ser que reside en cada uno. Un ser huidizo, malvado, mezquino, que a veces aparece en todo su esplendor para inyectarnos con su genialidad (nuestra, nuestra genialidad) y al día siguiente, se queda callado, se encoge de hombros y se te ríe en la cara. 

Es un genio. Se regocija en tu falta de inspiración pero también abre los brazos para acogernos con gentileza cuando tenemos menos de una semana para hacer todas nuestras tareas. 

Brindo por la Escritura, porque me permite ver y conocer mi malvado genio interior y disfrutar de sus momentos de benevolencia. Brindo por los escritores que no escriben y por los que sí escriben, brindo para que siempre haya una razón para brindar. 

Sobre todo, brindo por mis padres, porque me impulsaron a escribir llenándome de historias y libros. Me hicieron lectora y escritora. 

Nos saquemos los zapatos y bailemos sin música. Escribamos aún cuando no haya nada que escribir.




Educación virtual: los padres y los niños.

 A raíz de la pandemia por covid-19, los padres se han convertido en pilares de la educación. ¿Qué implicaciones tiene este hecho?  Las fami...